No hubo guerra ni revolución, pero sí un largo proceso de resistencia pacífica y de no colaboración con las autoridades coloniales británicas. La estrategia de Gandhi dio resultado y la India alcanzó en 1947 su ansiada independencia.

“Cuando suene la hora de la medianoche, mientras el mundo duerma, India despertará a la vida y a la libertad”. Jawaharlal Nehru, primer ministro del nuevo país, pronunció estas palabras ante el Parlamento y arrancó una atronadora salva de aplausos. Era el 15 de agosto de 1947. Ese día significó para la India el inicio de su ansiada soberanía; para el resto del mundo fue el principio del fin de la época colonial.

 

La miríada de lenguas, religiones, castas, reinos y provincias que definía el país (y que aún hoy pervive) marcó la conquista británica y los años posteriores a la independencia. A la llegada de los europeos, a finales del siglo XV, la India era un mosaico próspero y lleno de riquezas, gobernado por los emperadores mogoles de Delhi. La Compañía Británica de las Indias Orientales se asentó en el noreste, en Bengala, a comienzos del siglo XVII y logró del emperador mogol el derecho a comerciar en todo el país en 1615, tras su victoria sobre los portugueses. El comercio de bienes de lujo y especias era lucrativo, pero en Gran Bretaña empezó a cobrar fuerza un nuevo término: “imperio”. En pocas palabras: para qué disfrutar de una pequeña parte de la riqueza de la India si se podía tener todo. La ocasión la brindó el debilitamiento de la autoridad mogola y la tradicional división política del país. Desde su base en Bengala, los británicos comenzaron en 1757 una serie de guerras que concluyeron con la conquista y absorción de los muchos estados semiindependientes indios. A los indios de a pie no les importó mucho; simplemente, cambiaron unos señores por otros. A los gobernantes y élites comerciantes y terratenientes, tampoco, pues las nuevas autoridades les aseguraron sus privilegios de toda la vida.

 

Gandhi y el movimiento satyagrahi marcaron un hito en las luchas por la descolonización y la resistencia social de los pueblos. Algunos de los acontecimientos que definieron el devenir del proceso no violento de la India se centra en el examen de su aportes en la dimensión de una economía del bien de todos basada en la potencialidad de los pequeños productores y de las redes comunitarias. Es necesario realizar un estudio más profunda del impacto de la política Gandhiana a través de su Programa Constructivo de la India y los aprendizajes que dejan sus principios y prácticas económicas novedosas asentadas en la cultura y en la fuerza ética de su verdad:

1.  La no violencia como poder de los sin-poder

2. El problema de la modernización en el mundo cultural subalterno de las colonias.

3.La prioridad de la autonomía y el respeto a la cultura india en la propuesta de Gandhi.

4.La sociedad del bien de todos (sarvodaya) encarnada en autonomías económicas locales (swadeshi).

REFERENCIAS:

Óscar Useche«La resistencia social India y el bien de todos. Aportes de Gandhi para una economía no violenta»Polis [En línea], 43 | 2016, Publicado el 09 junio 2016, consultado el 15 abril 2021URL: http://journals.openedition.org/polis/11521